El pasado sábado fueron indagados los dos hermanos detenidos por el secuestro extorsivo al joven «N», de 27 años de edad que fue capturado en Gálvez el pasado 14 de abril y liberado 12 horas después en la localidad de Aldao. El juez federal de Santa Fe Reinaldo Rodríguez deberá resolver la situación procesal de ambos en los próximos días.
Los dos implicados, Franco y Martín, de 35 y 36 años respectivamente, cayeron el viernes 14 de abril en allanamientos hechos por personal del Departamento Antisecuestros de la Policía Federal que se realizaron tanto en Gálvez como en San Lorenzo por orden del fiscal Gustavo Onel.
Según informó el Ministerio Público Fiscal, los dos imputados fueron indagados por el delito de «secuestro extorsivo agravado por ser la víctima una persona discapacitada”. Tras escuchar los cargos en su contra, ambos galvenses se abstuvieron de prestar declaración y fueron trasladados a la sede de la Policía Federal de Santa Fe, en donde permanecerán privados de su libertad hasta que el juez Reinaldo Rodríguez resuelva su situación procesal. Una detención que marcará un hito en la historia criminal de nuestra ciudad, ya que no existen registros de un hecho policial de tales características.
Durante los operativos del viernes 14 se secuestró un auto marca Ford Focus color gris que se presume que fue utilizado durante el secuestro del joven de 27 años. De acuerdo a la investigación llevada adelante por el Ministerio Público Fiscal y tras realizar una triangulación entre los teléfonos, se pudo establecer que los aparatos de los imputados se activaron, se movilizaron e impactaron en las mismas antenas que el celular de la víctima.
Noticia de un secuestro
El caso ocurrió el 14 de abril pasado, cuando la víctima caminaba por Maipú y Corrientes de la ciudad de Gálvez. Minutos después de las doce de la noche, fue abordado por los secuestradores que, según estiman los investigadores, circulaban a bordo de un Ford Focus gris.
El muchacho, que es insulino dependiente y además posee una discapacidad, fue cargado en la parte trasera del coche, en donde le colocaron una bolsa en la cabeza para luego huir de la zona. En el camino, le dijeron que el día anterior habían ido a su restaurante, que las milanesas con papas fritas estaban ricas y que además sabían quiénes eran sus padres, cuáles eran sus contactos y donde vivían. La dramática secuencia continuó cuando los secuestradores le dijeron que si sus padres no pagaban el rescate, matarían a su familia.
La víctima fue llevada luego hacia un lugar hasta el momento no definido, aunque se estima que fue un domicilio ubicado entre Aldao y la ciudad de San Lorenzo. Allí, lo hicieron acostar en un colchón en donde amenazaron con matarlo, si no dormía.
Mientras estuvo cautivo, el joven no comió ni bebió nada y a su vez fue obligado a grabar un mensaje en el cual le decía a sus padres que entreguen el dinero, ya que quería irse con ellos. La secuencia continuó cuando uno de los captores le sacó un buzo y colocó un mameluco para luego llevarlo hasta el asiento trasero de un vehículo.
Doce horas después del rapto, los secuestradores llevaron a la víctima hasta un camino rural, en donde uno de ellos lo ayudó a descender y le dijo que se quedara boca abajo y cubra sus ojos con las manos. Segundos después, el auto salió a toda velocidad del lugar.
Escuchas en vivo
Durante el secuestro, los raptores se comunicaron en reiteradas oportunidades con el teléfono de la madre de la víctima y le exigieron el pago de 200.000 dólares a cambio de liberar a su hijo. Primero le enviaron un mensaje, minutos antes de la 7 de la mañana, que decía «no es joda, 200 mil dólares o no le ve más, si llama a la cana no lo ve más».
Horas después, llamaron desde el teléfono del joven secuestrado a la madre y le reiteraron el pedido de dinero. Sin embargo, la mujer les indicó que no tenía el monto que requerían, pero los secuestradores insistieron con la suma exigida.
«Se acabó el tiempo señora, se empeñó más en rastrear el celular que en encontrar a su hijo, que tenga suerte», le dijeron en uno de los llamados que para ese entonces ya estaban interceptados por la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado en la Investigación Criminal (Dajudeco).
En otra comunicación, le indicaron que deje el dinero que tenía debajo del puente del río Carcarañá que atraviesa la autopista Rosario-Santa Fe. “Cuchame dejá la plata tirada en el puente Carcarañá, abajo hay una calle”, le indicaron. «Tu hijo está en Ricardone camino de tierra que va Aldao», agregaron en la llamada.
Finalmente, el pago del rescate nunca se concretó y la víctima fue liberada por los captores y hallada después por un hombre que transitaba la zona rural y dio aviso a la policía. A partir de ahí, se inició una rápida investigación que terminó con los hermanos presos. (Fuente Aire de Santa Fe y Rosario 3).
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