El purpurado enfrenta sanciones impuestas por el propio papa Francisco tras haber sido denunciado por abuso sexual a una menor.
«Su presencia envía un mensaje equivocado a las víctimas y al mundo sobre la postura de la Iglesia», advirtió la codirectora del organismo, Anne Barrett Doyle.
En un comunicado público, la organización indica que «la presencia de Cipriani reaviva la idea de que la Iglesia es más segura para los clérigos acusados que para los niños», sostiene el texto.
La nota señala que el cardenal fue visto saliendo del salón donde se desarrollan las deliberaciones, luciendo incluso su hábito cardenalicio, algo que estaría prohibido bajo las sanciones dictadas hace seis años por el Papa
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