Un dato curioso pero alarmante al mismo tiempo nos hace pensar y reflexionar que no todo el mundo sabe cómo defenderse o prevenir los abusos sexuales, sobre todo los pequeños. La data alude a que lejos estamos de terminar con este tipo de aberrantes ilícitos que en la mayoría de los casos, son cometidos por personas de confianza y o conocidas de las víctimas.
Puntualmente, trascendió que de 25 detenidos que actualmente están alojados en la Alcaidía de la Jefatura de Policía de Coronda –donde están los calabozos de detención- 18 están encerrados por abuso sexual, con más o menos detalles en sus tipificaciones y carátulas.
De esos 18, 6 son de la ciudad de Gálvez –dos de 51 años, y uno de 35, 47, 48 y 49 años-, 2 de Alto Verde -36 y 54 años-, 2 de Santa Fe -43 y 45 años-, 1 de Puerto Gaboto -21 años-, Arocena -65 años- y Barrancas -18 años- más 5 de Coronda -29, 36, 40, 45 y 61 años-. En todos los casos, las causas no tienen más de dos años y medio de antigüedad y de esos 18, cinco ya han sido condenados lo que pasa es que los detenidos en este lugar lo están porque las cárceles están superpobladas. Es un mal que sufren muchas alcaidías y comisarías de la provincia.
Pero cuidado… Esta cifra es ilustrativa, no implica a ciencia cierta que en Gálvez o Coronda haya más violaciones que en Santa Fe o Arocena en proporción, sino que el delito está muy vigente en todos lados. También es cierto que el hecho de que haya tantos “ofensores sexuales” como hipócritamente se los denomina también, en estos lugares, es porque ellos podrán preservar su integridad física siendo remitidos a lugares donde no haya en su mayoría presos encerrados por otras causas. Esa integridad que resguardan, y esto es lo que genera indignación en el colectivo imaginario, es la misma que no respetaron ellos en sus víctimas en los casos donde se demuestre finalmente la culpabilidad plena.
Uno de los problemas es que son delitos de acción privada, donde la víctima debe ser respetada especialmente por lo cual la información sobre hechos es casi nula, pero también es cierto que debería haber más informes estadísticos para tener un mapa real de lo que pasa en nuestras comunidades.
QUÉ HACER
Ante este dato horroroso, nos cabe volver a preguntarnos qué herramientas se pueden implementar y es por ello que es importante destacar el trabajo que viene realizando el Servicio Local de Niñez, Adolescencia y Género perteneciente al municipio de Gálvez, brindando todos los años charlas y reuniones en las distintas escuelas de la ciudad sobre derechos, abusos y maltratos.
Otro elemento, más prejuiciado que conocido, es la famosa ESI –Educación Sexual Integral-, (en Gálvez el Servicio Local de Niñez, Adolescencia y Género también lo ha «charlado» en las distintas escuelas ) y si bien ya es ley, todavía no se aplica en uno de los sistemas más arcaicos que siguen vigentes: la educación.
El 80% de los abusos ocurren en el hogar y que un número importante de niños/niñas y adolescentes víctimas lo reconoce como tal tras recibir Educación Sexual Integral. De ahí, el rol fundamental que tiene el sistema educativo en la prevención y denuncia de estos delitos.
En Argentina. Según un informe de Unicef de 2019, el 80% de los abusos ocurren en el hogar y son cometidos por familiares y personas cercanas a niños/niñas víctimas.
El embarazo forzado es una de las múltiples consecuencias que tienen los abusos. De hecho, 87.118 niñas y adolescentes dieron a luz en 2018 -13% del total de los nacimientos-. Esto significa que en nuestro país cada 3 o 4 horas una niña o adolescente da a luz.
A fines de 2019 el Ministerio Público Tutelar porteño, reveló que entre el 70 y el 80% de niñas, niños y adolescentes, de entre 12 y 14 años, que fueron víctimas o testigos de abusos y que fueron entrevistados en el ministerio, pudieron reconocer el delito tras recibir clases de ESI. Así de potente se reveló esta herramienta.
Este dato lo presentó Juan Carlos Escobar, Director de Adolescencias y Juventudes del Ministerio de Salud de Nación. Según explicó Stella Bin, de Redacción Periodismo Humano: “Me pareció relevante para que todos, no sólo los profesionales de la salud, conozcamos los derechos que tienen las niñas y adolescentes que atraviesan esta situación” y agregó que “es importante saber que el abuso sexual en la infancia y la adolescencia atraviesa todas las clases sociales, pero las que se convierten en madres son las de los sectores más vulnerables”, citando a Escobar.
Subrayó además que “tanto los profesionales de la salud como docentes de las escuelas deben informar a la niña o adolescente que a pesar del secreto profesional están obligados a hacer la denuncia, tomar un registro espontáneo de lo que cuente la víctima sin cuestionarla, derivar a un equipo interdisciplinario y preguntar a la víctima qué adulto/a de confianza puede acompañarla”.
La escritora continuó informando que “como les conté en el punto anterior, hay mucho para hacer desde el sistema educativo y la Educación Sexual Integral, más precisamente”. Daniela Giacomazzo, coordinadora del área de expansión comunitaria de FUSA y especialista en ESI, destacó en la charla antes mencionada que “un/una docente puede ser la única persona a la que se dirijan para contar lo que están viviendo o que pueda detectar que son víctimas de abusos sexuales”.
Según el informe de Redacción, la ESI “permite conocer, respetar y proteger. El propio cuerpo y el de los demás. Aprender. A decir “no”. Conocer el significado de los secretos. Pedir ayuda. Desarrollar competencias. Para contar sentimientos, necesidades y problemas. Es decir, habilita el diálogo que permite generar espacios de confianza”.
Muchas veces otros integrantes del clan familiar o del grupo conviviente no denuncia por miedo, para evitar escándalos o para no implicar a su pareja, una locura, pero es así. Entonces por vergüenza, por no ser caratulada como la responsable de la situación aún siendo víctima, por temor a rechazos sociales, por miedo a quien se lo hizo o su cerebro lo anula pero por algún lado lo manifestará tarde o temprano o la sombra de ese horror viaja por toda la vida de ese ser humano que en su inocencia fue violentado. No pocos suicidios tienen que ver con estas instancias no sanadas.
ACCIONES DE PREVENCIÓN Y ACCIÓN
Entonces, para los niños, niñas y adolescentes: No permitas que nadie toque tus partes íntimas y no toques las partes íntimas de nadie. Si te tocan y te piden guardar el secreto, no lo hagas, aun cuando te amenacen y sea un familiar tuyo. Si te tocan tus partes íntimas, no te quedes callado y cuenta lo que pasó a alguien en quien confíes.
“Estas simples reglas pueden salvar vidas”, afirmó Joaquín González-Alemán, representante de UNICEF, quien enfatizó que estas deben ser impartidas desde temprana edad, a partir de los 3 años.
El Representante también puntualizó que estos mensajes empoderan al niño, pero también hacen un llamado a las personas cercanas al niño para que tomen acción. “Es importante que cuando un niño se acerque a un adulto a contarle lo ocurrido, el adulto busque protección inmediata”, agregó.
Y si conoce de un abuso sexual es crucial realizar una escucha adecuada: permanecer calmado, escuchar cuidadosamente y nunca culpar ni juzgar al niño. Es importante asegurarle que no es su culpa y reforzar en él la idea de que fue muy valiente al atreverse a develar lo sucedido, ya que representa el inicio de su recuperación. Después de agradecerle por haberlo contado, garantícele que se le proporcionará asistencia y protección, e inmediatamente busque ayuda.
Lleve al niño a una revisión médica, psicólogo y denuncie el caso. Asegúrese que el abusador o presunto abusador no esté cerca del niño. No permita que re-victimicen al niño. Cuando el caso sea denunciado, solo permita que el niño brinde un único testimonio a la instancia competente por la investigación (Fiscalía).
En Gálvez, pueden llamar al 101, al 911, a la Línea de Guardia del Servicio Local Niñez, Adolescencia y Género 3404-525945 o bien comunicarse con la Fiscalía Regional de Coronda (Juan de Garay al 1600) 0342-4912401. (Datos estadísticos: Juan Manuel Peratitis de Periódico Corondino)
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