El Accidente Cerebrovascular (ACV) es la segunda causa de muerte en Argentina, solo superado por el infarto agudo de miocardio, y una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial. Cada año, alrededor de 150 mil argentinos sufren un ACV, y más de un cuarto de ellos fallecen a causa de esta enfermedad. Recientemente, la muerte del exfutbolista «Negro» Palma en Rosario ha puesto el tema en el foco mediático.
El ACV es una afección que puede ocurrir de forma inesperada y afecta a personas de cualquier edad. Existen dos tipos de ACV: el isquémico, que ocurre cuando una arteria en el cerebro se bloquea, y el hemorrágico, que se produce cuando una arteria se rompe, generando una hemorragia cerebral. Ambos tipos requieren atención médica inmediata.
Según la doctora Virginia Tejada Jacob, neuróloga y miembro del comité de la organización PUVLACV, es posible prevenir hasta el 90% de los ACV controlando factores de riesgo como la hipertensión, el tabaquismo, el colesterol elevado, las arritmias cardíacas, el sedentarismo y la mala alimentación.
Los síntomas de un ACV incluyen el adormecimiento de un lado del cuerpo, disminución de la visión, mareos intensos, dolor de cabeza extremo y dificultades para hablar o comprender. Ante estos signos, es crucial acudir de inmediato a un hospital especializado en enfermedades cerebrovasculares.
El riesgo de ACV también puede tener un componente hereditario, pero con un diagnóstico temprano y buenos hábitos de vida, es posible reducir significativamente la probabilidad de sufrir uno.
En caso de que se presenten síntomas de ACV, se recomienda mantener la calma, no dejar sola a la persona afectada y buscar atención médica urgente. El conocimiento sobre esta enfermedad y sus factores de riesgo es esencial para la prevención, y la difusión de esta información puede salvar vidas.
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