El fuego avanza sin control y la situación es crítica: en la última semana, se quemaron más de 7 mil hectáreas por día. La intensa sequía, el calor extremo y los fuertes vientos dificultan el trabajo de los brigadistas.
Las zonas más afectadas incluyen Bonpland, Perugorría, Colonia Liebig, Ita Pucú y Curuzú Cuatiá, donde los incendios se intensificaron en los últimos días.
Brigadistas, bomberos y policías trabajan con el apoyo de aviones hidrantes y equipos de emergencia, pero las condiciones climáticas extremas complican el operativo.
El Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta roja por calor extremo en gran parte de la provincia, con temperaturas que superan los 40 grados y ráfagas de viento de hasta 50 km/h. Estas condiciones favorecen la propagación del fuego, que ya consumió extensas áreas de campos y humedales.
Según productores rurales de la zona, la falta de lluvias en los últimos meses ha generado una acumulación de material seco altamente inflamable. Además, advierten que muchos focos podrían haber sido originados por descuidos humanos o de manera intencional, lo que agrava aún más la crisis.
Las autoridades esperan que el miércoles lleguen las primeras lluvias, lo que podría dar un respiro a los equipos que combaten las llamas. Sin embargo, la situación sigue siendo incierta y el impacto ambiental y productivo de los incendios ya es crítico.
Fuente: Filo
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