En cuestión de kilómetros, Río Grande do Sul enfrentó dos fenómenos extremos:
Copos de nieve sorprendieron a vecinos en zonas serranas. Inundaciones, viento y deslizamientos forzaron evacuaciones en varias ciudades.
En Porto Alegre, las ráfagas superaron los 70 km/h y hubo caída de árboles.
En Alegrete, el río Ibirapuitã desbordó y más de 490 personas debieron abandonar sus casas.
Mientras algunos grababan la nieve, otros huían del agua.

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