El secuestro del joven de Gálvez de 27 años de edad, ocurrió el pasado viernes 14 de abril. Ese día aproximadamente a las 6.40, uno de los secuestradores llamó por teléfono a la mamá. Usó el celular de la víctima y pidió 200 mil dólares para liberar al muchacho. Inmediatamente la familia llamó a la Central de Emergencias 911 y en poco tiempo se activó un operativo de rescate.
Esa misma mañana, el fiscal federal Gustavo Onel desembarcó en Gálvez con personal de la delegación Santa Fe de la Policía Federal. Apenas una hora más tarde, un equipo bonaerense del Departamento Antisecuestro de la misma fuerza arribó a Rosario en helicóptero para sumarse al trabajo y aportar su experiencia, que fue crucial.
Para ese entonces, ya los teléfonos de madre e hijo habían sido intervenidos y las escuchas eran directas.
Siguieron los llamados a la madre del joven, que reiteró hasta el cansancio que no contaban con 200 mil dólares. Las pretensiones de los secuestradores fueron bajando hasta que aceptaron un rescate de 5 millones de pesos. No está claro por qué, pero finalmente los delincuentes decidieron liberar al muchacho sin recibir a cambio billete alguno.
Se asustaron posiblemente al presentir que los investigadores estaban tras sus pasos y muy cerca, o tal vez porque el muchacho es diabético insulinopependiente y no tenía la medicación.
El joven apareció al mediodía en zona rural de Ricardone, en un camino entre la ciudad de San Lorenzo y la localidad de Andino, donde se presume que estuvo retenido. No le habían dado ningún alimento. Lo halló un camionero que casualmente lo conocía. Este chofer llamó a la policía del departamento San Jerónimo para dar la buena noticia. Minutos más tarde, el muchacho ya se había reunido en Gálvez con su familia.
Más tranquilos, los investigadores no se relajaron y avanzaron para individualizar a los responsables.
Los detectives, al analizar el teléfono de la madre de la víctima, se percataron de que había una llamada perdida a las 2.27. El número pertenecía a un vecino de Gálvez, cuyo hermano tiene un Ford Focus gris como el utilizado por los delincuentes. Se trabajó entonces con las líneas telefónicas de ambos sospechosos, identificados por sus iniciales como F.Q. y M.Q, de 35 y 36 años respectivamente.
Según pudo reconstruirse por los impactos de los aparatos en las distintas antenas, ambos hermanos habrían secuestrado al joven. Luego, se dirigieron juntos hasta una vivienda de la localidad de Andino. Siempre en base a lo determinado por esta pericia, FQ quedó en la casa con la víctima, mientras que el celular de MQ y el del joven secuestrado fueron ubicados en un sector de Rosario. Los detectives estiman que este hombre se movió hasta allí para llamar a la madre entre las 9 y las 10 de la mañana.
Este viernes, por la mañana, los dos hermanos fueron apresados por la Policía Federal en una serie de allanamientos y este sábado por la mañana, serán indagados por el fiscal Onel, que los acusa de secuestro extorsivo agravado por ser la víctima discapacitada. (Fuente: El Litoral)
El hecho
El hecho ocurrió el viernes 14 de abril cuando «N» -su identidad se mantiene en reserva-, que es paciente diabético e insulino dependiente, pero a pesar de ello trabaja todos los días en un bar, no llegó a su domicilio.
Su padre, dueño de una distribuidora, y su madre comenzaron a recibir comunicaciones telefónicas en las que un hombre les pedía más de 200 mil dólares de rescate.
Según las fuentes, una vez radicada la denuncia y con la intervención del fiscal federal Onel y el asesoramiento de los detectives antisecuestros de la PFA, la familia cerró la negociación y acordó pagar «varios millones de pesos» – una cifra muy inferior a la reclamada al inicio-, a cambio de la liberación de su hijo.
El sitio pactado para hacer el pago fue una estación de servicio en la Autopista Rosario-Santa Fe, lugar donde un familiar concurrió con el acompañamiento reservado del fiscal y de la Policía Federal.
Las horas pasaron sin tener novedades hasta que, al mediodía siguiente, «N» fue liberado sin que se concretara pago de rescate alguno, en la localidad de San Lorenzo, distante a casi 150 kilómetros de la ciudad de Santa Fe.
El joven fue abandonado a la vera de la ruta 11, donde fue reconocido por un transeúnte que circulaba con su auto.
Voceros policiales explicaron que se comprobó que «N» no había ingerido alimentos ni bebido líquidos durante más de 12 horas, por lo que tuvo que ser atendido por un médico para recomponerse, y se cree que su estado de salud pudo haber sido el motivo que precipitó su liberación antes de que se concretara el pago del rescate.
Los investigadores de la PFA comenzaron a trabajar en la zona en busca de testigos, videos y datos relevantes, y así se estableció que los secuestradores fueron dos personas que habían utilizado un automóvil Ford Focus gris y, al ser identificados, se supo que eran dos vecinos conocidos de la familia de la víctima.
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